¿Estás sufriendo de ansiedad? Ideas útiles para vencerla

En primer lugar me gustaría decirte que la ansiedad es un mecanismo defensivo; es un sistema de alerta que «activa» a la persona ante situaciones consideradas «amenazantes». Es universal porque se da en todas las personas, y es normal, adaptativo y anticipatorio y tiene que ver con la capacidad de respuesta. Ahora bien, la ansiedad se convierte en un trastorno de ansiedad cuando esta reacción defensiva se pone en marcha en situaciones que habitualmente no son amenazantes ni peligrosas, o se activa de manera recurrente y/o persistente, hasta el extremo de interferir de forma importante en la vida diaria.

La ansiedad como trastorno psicológico se caracteriza, a grandes rasgos, por tener sentimientos de miedo, temor e inquietud y que puede llevar a que la persona tenga síntomas físicos como sudar, sentirse inquieta o tensa, y tenga palpitaciones o sensación de ahogo. Con el propósito de prevenir estos síntomas y sentimientos (que pueden aparecer en la infancia o adolescencia y continuar en la edad adulta), la persona puede ser que evite ciertos lugares o situaciones.

El trastorno de ansiedad puede ser de diferentes tipos, pudiendo la persona sufrir de uno o varios a la vez. Voy a mostrarte ahora los tipos de ansiedad más habituales.

El trastorno de ansiedad por separación: miedo o ansiedad intensos y persisten ante la situación de tener que separarse de una persona con la que tiene un vínculo estrecho. Los principales síntomas son rechazo a quedarse solo en casa o desplazarse a otros lugares (escuela, trabajo, etc.), preocupación, malestar psicológico subjetivo, presencia de pesadillas o síntomas físicos ante la separación o la anticipación de tener que separarse, entre otras.

El trastorno de ansiedad social se caracteriza por el miedo o ansiedad intensa aparece en relación a una o más situaciones sociales en las que la persona queda expuesta a los demás y su posible juicio. La persona siente miedo a mostrarse o ser juzgada de una determinada manera y eso le genera síntomas propios de la ansiedad.

El trastorno de ansiedad generalizada es una forma de ansiedad y preocupación persistentes, excesivas y que la persona no puede controlar, sobre diversos acontecimientos vitales y con presencia de sintomatología fisiológica. La persona puede sentirse inquieta, nerviosa o fatigarse fácilmente, y puede tener dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular o dificultad para dormir. 

El trastorno de pánico se caracteriza porque la persona queda invadida por sentimientos repentinos de terror aun cuando no hay ningún peligro real. Los síntomas pueden ser variados pero muy invalidantes para la persona que los sufre: dolor de pecho o estómago, dificultad para respirar, temblores o espasmos, sudor, mareos, escalofríos, temblor de manos…., incluso la sensación de que se va a morir de repente.

La ansiedad debida a otra enfermedad médica se caracteriza sobre todo por la manifestación de crisis de angustia o ansiedad, con evidencias de que ello es la consecuencia pato-fisiológica directa de una condición médica particular. Mención especial cabe darle al tema de las fobias, que generan ansiedad. En la fobia a hablar en público o en la fobia a animales, la persona habitualmente siente ansiedad cuando se expone por ejemplo a tener que hablar en una reunión de trabajo o cuando se le acerca un animal al que teme, respectivamente.

Hay muchas situaciones vitales que pueden generar ansiedad a la persona: una pérdida de un familiar o del trabajo, un cambio importante en la vida de la persona, una relación tóxica, una discusión con alguien querido, una quiebra económica, un problema social, entre otras. La ansiedad también afecta a la autoestima de la persona, pues la persona que la sufre, al sentir que no puede hacer algo porque le genera sintomatología ansiosa, fácilmente siente que no es válida.

¿Qué puedes hacer si sientes ansiedad? ¿Cómo tratarla?

Hay algunas acciones que pueden ayudarte a superar la ansiedad: por ejemplo hacer ejercicio, hacer unas sencillas respiraciones, evadir la mente, tomar una ducha, hacer alguna actividad que te resulte placentera (leer un libro, regar una planta, tomar un pequeño tentempié…). Cuando la ansiedad no se calma con estas acciones o similares, es importante que busques ayuda en Psicología Experta lo antes posible, pues la ansiedad puede afectar de forma importante a tu vida. La terapia breve puede ayudarte: buscaremos averiguar cómo funciona el problema de la ansiedad en ti y analizamos las soluciones lógicas que has puesto en práctica, y que contribuyen todavía más a la perduración de tu ansiedad. Asimismo, te aportamos soluciones diferentes que te daremos en forma de tareas, y conseguiremos así tu desbloqueo.

Aunque si tu ansiedad te está afectando de forma importante a tu vida, mi recomendación es que te pongas en contacto con Psicología Experta lo antes posible, te avanzo algunos libros que pueden ayudarte a obtener un poco más de luz sobre la ansiedad y sus causas.

«Miedo, pánico, fobias: la terapia breve», Editorial Herder 2009, Nardone. 

«No hay noche que no vea el día: la terapia breve para los ataques de pánico», Herder 2012, Nardone.

Y para acabar este artículo, decirte lo siguiente: «La ansiedad es la mente yendo más deprisa que la vida».

¿Hablamos? Recuerda que ofrezco sesiones de psicoterapia presencial o online. La primera sesión es gratuita.

¿Qué es una Relación Tóxica? Señales que te permiten detectarla

Una relación tóxica es aquella donde alguna/s o todas partes implicadas son incapaces, por alguna razón, de impedir hacerse daño. Puede tratarse de una relación de pareja o ex-pareja, pero también de amistad, de trabajo, incluso de una relación familiar. 

Las características principales de las relaciones tóxicas son:

  • No existe un trato de igual a igual: por ejemplo, una de las partes se aprovecha de la otra, o sólo alguna de las partes obtiene beneficios de la relación.
  • Existe un desequilibrio o desigualdad entre las partes en relación: por ejemplo, una de las partes desea tener el poder y el control completo de la relación.
  • Son relaciones que hacen sufrir a alguno/s de sus miembro/s: por ejemplo, generan sentimientos de culpa, victimismo…
  • Son relaciones difícil de abandonar, donde se dan dinámicas de «dar un último intento«, «una última conversación» y/o generan dependencia emocional (enganche, adición…).
  • En su gran mayoría se caracterizan por ser como una montaña rusa emocional: son relaciones con muchos cambios emocionales (se pasa de estar feliz y en plenitud con el otro miembro de la relación, a estar triste o enfadado, fácilmente).
  • Son relaciones en las que alguno de los miembros se siente que no puede ser él mismo/a, y/o que el otro/s debe cambiar para que la relación funcione.

¿Por qué decimos que una persona, dentro de la relación de pareja o como ex-pareja, es tóxica?

Porque reúne la gran mayoría de las siguientes características y nos hacen activar alarmas rojas:

  • Potencia tus debilidades y no sabe valorar tus fortalezas.
  • Tiene una habilidad especial para arruinar tu estado de ánimo, tu día a día.
  • Es deprimente, desagradable, irritante y molesto.
  • Te hace sentir mal sólo por estar cerca de él/ella. Con el paso del tiempo acabas por sentirte emocionalmente agotado/a, incluso físicamente enfermo/a.
  • Te llena de cargas, de críticas poco o nada constructivas, de energía negativa y de problemas y frustraciones.
  • Se mete en todo lo ajeno y no es capaz de ver la viga en el propio ojo.
  • Busca argumentos y razones oscuras que avalen su proceder; te llena de injurias, calumnias y conflictos.
  • En su forma de actuar, invade, controla, envenena, y te asfixia.
  • En bastantes ocasiones, se aprovecha de ti y busca la complacencia.
  • Se queja de la mayoría de las cosas y suele mostrarse como víctima y/o quejoso/a. Le gusta dramatizar y propagar rumores. Te culpa de las situaciones y casi nunca se responsabiliza.
  • Es un ser habitualmente controlador e intenta imponer siempre sus normas, límites y criterio.
  • Suele ser ofensivo, sarcástico y puede ejercerte presión o poder a través de gritos y malos tratos. Por ejemplo, cuanto tú más supliques o llores, más se va a recrear en tu dolor: la persona tóxica, para sentirse superior, es adicta a hacer daño.
  • Muchas veces engaña y/o manipula, incluso recurre a infundir miedo, para conseguir sus objetivos. Puede chantajear y/o, incluso, agredirte verbal y/o físicamente con tal de salirse con la suya. 

¿Por qué es importante cortar con una relación tóxica?

Las consecuencias o efectos de la relación tóxica pueden ser muy variadas. La reacción más inmediata a la toxicidad es la aparición de emociones como la confusión, la perplejidad, el miedo, el enfado o la ira, la negación, la tristeza,  el nerviosismo y/o la desesperanza. Las relaciones tóxicas, a medio y largo plazo, pueden tener un impacto directo en la salud mental de la persona que las sufre, generar síntomas de ansiedad y depresión, trastornos alimentarios, trastornos del sueño e, incluso, provocar comportamientos auto-lesivos. A todo esto hay que sumar que las relaciones tóxicas tienen un impacto muy negativo en la autoestima y en la confianza de la persona que la sufre, de construir vínculos sanos en el futuro.

Re recomiendo algunos libros que te pueden ayudar a tomar consciencia sobre las relaciones tóxicas:

  • «Gente tóxica«, de Berdardo Stamateas.
  • «Personas tóxicas«, de Silvia Congost.
  • «Más gente tóxica«, de Berdardo Stamateas.
  • «La familia: de relaciones tóxicas a relaciones sanas«, de Laura Rojas-Marcos.
  • «Relaciones tóxicas», de Hope Utara.
  • «Amor Zero«, de Iñaki Piñuel.
  • «Familia Zero«, de Iñaki Piñuel.
  • «Amores altamente peligrosos«, de Walter Riso

Me gustaría también compartir contigo esta frase e invitarte a reflexionarla:

«Al igual que el arsénico, las personas tóxicas te matarán lentamente. Matan tu espíritu positivo y juegan con tu mente y emociones. La única cura es dejarlos ir«, (Dennisse Lisseth).

ATENCIÓN. Es importante que busques ayuda psicoterapéutica si estás sufriendo en una relación. Con un acompañamiento adecuado podrás tomar consciencia de si estás inmersa o no en una relación tóxica, ta darás cuenta de lo que te produce ahora y de lo que te puede llegar a provocar a largo plazo.

¿Hablamos?

La Dependencia Emocional. Signos alarmantes para que la detectes en ti

La dependencia emocional es un patrón relacional que ocurre normalmente en las relaciones de pareja y que se caracteriza por un apego insano y casi obsesivo (o sin el casi) hacia la otra persona, ante el miedo a que la relación se acabe y produzca dolor en nosotras. Tienes dependencia emocional si eres incapaz de cortar una relación insana donde la única opción posible es esa: finiquitar la relación. Y eres incapaz de acabar con ella porque sufres un enganche, una adición a la relación.

Los principales síntomas que apuntan a que sufres de dependencia emocional son: inseguridad, sentimiento constante de vacío, baja autoestima, presencia de creencias infundadas, miedo a perder a la persona y/o ideas irracionales, estar dispuesta a hacer cualquier cosa para que esa relación funcione,  o pensamientos recurrentes y obsesivos en torno a una determinada persona. También puede aparecer con tiempo sintomatología psicosomática: ansiedad, nerviosismo, tristeza, depresión, problemas para dormir, dificultades con la alimentación, baja autoestima…

He visto casos que bien podrían considerarse propios de la dependencia emocional (e incluso de co-dependencia) en la relación con una ex-pareja tóxica. El enganche que tuvisteis durante la relación y la dependencia generada, sobre todo en parejas cargadas de toxicidad o abuso,  no deja ver a la otra persona tal y como es en realidad. Viste cualidades de pareja dónde no las había y ahora quieres vivir con la esperanza de que la relación no está del todo perdida, aferrándote con ello a idealizar e incluso excusar defectos parentales en la otra persona sólo porque no está superada la ruptura ni hay capacidad de ver la realidad. La ilusión de que es un buen padre aunque fuera una pareja tóxica para nosotras es como el árbol que no deja ver el bosque.

Como puedes deducir, la dependencia emocional es un enganche cargado de alta toxicidad, altamente nocivo y, aún siendo el padre de tus hijos, lo mejor para sanarnos es el contacto cero. Cuando ha habido maltrato o abuso, lo más probable es que el ex tóxico intente llevarnos de nuevo a dónde él desea, y eso alimentará sin duda la dependencia de nuevo. Lo mismo ocurre si, por ser el padre de tus hijos, deseas tener una relación de “buen rollo” con este ser cargado de toxicidad, siendo esta situación terreno abonado para volver al enganche con la persona con la que tanto nos ha costado cortar la relación. El contacto cero, al menos durante un tiempo más o menos largo, es lo que te va a permitir darte cuenta de la situación tóxica y de si sufres de dependencia emocional respecto a tu ex.

Voy a recomendarte algunos libros que te van a aportar claridad sobre la dependencia emocional:

  • «Cuando amar demasiado es depender«, de Silvia Congost.
  • «Desapegarse sin anestesia«, de Walter Riso.
  • «Las mujeres que aman demasiado«, de Robin Norwood.
  • «Amar o depender», de Walter Riso.
  • «Si duele, no es amor», de Silvia Congost.
  • «Amor Zero«, de Iñaki Piñuel.
  • «La superación de la dependencia emocional», de Jorge Castelló.
  • «Dejar ir«, de David Hawkins.
  • «Querer no es poder. Cómo comprender y superar las adiciones!, de Arnold M. Washton, Donna Boundy. Gloria Vitale (traducción).

Salir de la dependencia emocional no es fácil y te recomiendo que busques ayuda psicoterapéutica. ¿Hablamos?

«Si no aprendemos a soltar, si no dejamos ir, si el apego puede más que nosotros y nos quedamos ahí atados, pegados a esos sueños, fantasías e ilusiones, el dolor crecerá sin parar y nuestra tristeza será la compañera de ruta«, (Jorge Bucay).

Es importante que seas una persona agradecida

La GRATITUD es la cualidad de ser agradecida y consiste en apreciar los aspectos de nuestra vida y en reconocer que las otras personas desempeñan un papel en nuestro crecimiento personal. La gratitud en centrarse en las cosas que tienen lugar en nuestra existencia y en sentirse dichosa por lo que tenemos. Es detenerse a darse cuenta y valorar las cosas que solemos dar por sentadas, como tener un lugar donde vivir, comida, agua limpia, amigos, familia e, incluso, de los eventos adversos y las malas experiencias que nos ocurren, agradecer nuestra capacidad de superación y los aprendizajes que obtenemos.

Seguro que estás pensando que es fácil ser agradecida con las cosas buenas que nos pasan en la vida: yo por ejemplo agradezco a diario que mi salud es óptima, que trabajo en aquello que me gusta, que mis hijos se sienten en familia en casa, que llevan a cabo sus estudios, incluso que en verano, nos podemos marchar juntos de vacaciones. ¿Qué es lo que agradeces tú a diario?

También imagino tu frase: ¡qué difícil es agradecer a la vida que haya pasado esa mala experiencia! Pues sí, tienes razón, no es fácil agradecer las malas experiencias. A mí me costó bastante darme cuenta de que las cosas no tan buenas que me ocurrían, igual estaban ahí por algo. No se si a ti te habrá ocurrido, pero a mi me ha pasado que las «desgracias» nunca llegan solas, y además, hay experiencias desagradables que parecen repetirse en el tiempo. Incluso hay algunas que parece que han venido a tu existir para quedarse.

Párate a pensar en un momento en las cosas no tan buenas que ahora te rodean. Más allá del sufrimiento o la preocupación que te conllevan, ¿no crees que esas experiencias negativas son las que fortalecen tu carácter y te enseñan tus puntos débiles? ¡Fíjate ahora en el potencial que tienes a tu favor para sobrepasar la dificultad! Es importante que entiendas que la gratitud no consiste en creer que nada malo te está pasando, invalidar o minimizar tu malestar actual, sino que se trata de poder aceptar que te están ocurriendo cosas desagradables por algo y que debes ponerte en acción para que la situación cambie, te des cuenta de tus recursos y te lleves un montón de aprendizajes. Aunque ahora te cueste verlo, te aseguro que es así.

A mi por ejemplo me costó aceptar y agradecer la toxicidad de ciertas relaciones: de culparme durante mucho tiempo, pasé a sentirme víctima. Cuando estaba anclada en la culpa sentía que la relación tóxica no funcionaba por mi manera de ser, actuar, que yo era la responsable de que las cosas funcionaran o no. Y te aseguro que vivir con esa carga encima no es fácil. Y cuando estaba instaurada en el victimismo, la mochila no sé si aun era peor que la de la culpa: sentir que el otro actúa contra ti y tu sólo paras los golpes y cada vez te cuesta más saber cómo, cuándo y dónde acudir para defenderte, es agotador.

Un buen día me desperté inspirada -aunque estaba muy cansada de tantos años de toxicidad- y me busqué un psicoterapeuta, y después otro, y después otro… En todos nos centrábamos en lo mismo: en todo lo que me estaba ocurriendo. Hasta que di con Jordi, que me abrió los ojos de cuanto contribuía yo a todo lo que me ocurría. Entendí que yo siempre hacía las mismas cosas y obtenía los mismos (pésimos) resultados. A partir de ese día agradecí todo lo que me estaba ocurriendo a nivel de toxicidad relacional y lo utilicé a mi favor: para ser más resistente y menos reactiva, para ser más resiliente, para aceptar que debía salir de dónde estaba, para cultivar la toma de perspectiva y darme cuenta de que el mapa no es el territorio, para hacer una mirada interna, para trabajar el duelo y el perdón, y, con el tiempo, para poder dedicarme a acompañar a otras mujeres que ahora tienen la misma poca claridad que yo tenía entonces.

Es importante aplicar la gratitud en tu día a día, y especialmente ante los acontecimientos adversos, pues son -aunque te parezca mentira ahora-, los que más cosas van a aportar a tu vida, a tu crecimiento personal.

Hoy día, puedo decirte que muestro mi GRATITUD a los años que he estado atrapada en relaciones tóxicas y a la toxicidad de esas personas que en ese momento formaban parte del problema y las dificultades. De todo ello he obtenido más de lo que me quitaron y, sobretodo, me hicieron darme cuenta de lo más importante: de que en la adversidad está el crecimiento personal. Nada ha podido conmigo, el dolor me ha convertido en alguien más fuerte, y aquí estoy ahora – con más energía que nunca-, para acompañarte en tu camino.

No me gustaría acabar este artículo sin recomendarte algunos libros que a mí me han servido para cultivar la GRATITUD.

  • «El poder está dentro de ti«, de Louise Hay.
  • «¿Dónde están las monedas?, de Joan Garriga.
  • «Gratitud: dar gracias por lo que tienes transformará tu vida«, de Louise Hay.
  • «El Poder de la Gratitud: 7 Ejercicios Simples que van a cambiar tu vida a mejor», de Marc Reklau.
  • «Diarios de gratitud«, de Janice Kaplan.
  • «Vive la vida como agradecimiento«, de Nina Lesowitz y Mary Beth Sammons.
  • «Gratitud», de Oliver Sacks.
  • «Palabras de gratitud», de Robert Emmons.
  • «El libro de la gratitud (el secreto)», de Rhonda Byrne.

La GRATITUD «es la clave que convierte los problemas en bendiciones y lo inesperado en regalos«, (Pam Grout).

Conviértete en Embajadora y ayuda a otras mujeres

El Programa «Hazte Embajadora» es una propuesta psicoterapéutica-formativa que te va a dotar de las herramientas necesarias de mi Método de trabajo para que puedas convertirte en acompañante de otras personas que ahora están inmersas en relaciones tóxicas que las hacen sufrir, y no tienen la claridad suficiente como para salir de ellas y estar bien.

Es un programa que está dedicado de forma exclusiva a personas que han sufrido relaciones tóxicas, maltrato, dependencia emocional o dificultades psico-emocionales y con su autoestima, derivado de situaciones de toxicidad. ¿Por qué en exclusiva a estas personas? Porque, ¿quién mejor que alguien que ha sufrido el abuso en su propia piel, va a poder ayudar a otras personas que ahora están pasando por ello?

Este programa te va a venir muy bien para poder acabar de cerrar los temas pendientes en ti misma sobre tu relación tóxica del pasado, y formarte ara poder mentorizar o acompañar a personas que necesitan darse cuenta de que están en una relación tóxica, sufren de dependencia emocional o tienen otros malestares, y acompañarlas a salir de ahí.

Formar parte del programa te va a dar luego acceso a trabajar juntas y tener a tus propias pacientes. ¿Quién mejor que tú para ayudarlas en alguna parte de su proceso, que has sufrido está situación de la toxicidad en tu propia piel?

El programa consta de 12 sesiones, que se llevan a cabo cada 15 días. Se imparte de forma presencial en mi despacho de Sabadell o de Barcelona, o bien online. A lo largo de las sesiones trabajaremos una parte psicoterapéutica para que adquieras las habilidades necesarias para ser mentora/acompañante (embajadora de mi método) y te enviaré material de estudio y trabajo de una sesión a otra para, cuando nos veamos, puedas aclarar dudas. El programa está pensado para que lo acabes en 24 semanas (o sea, unos 4 meses) si bien puedo ser flexible a finalizarlo en un plazo máximo de 6 meses si necesitas un ritmo de estudio diferente. Si quieres hacerlo en menos semanas (a una sesión por semana) también es posible, pero vas a tener que tener tiempo libre suficiente para ello. El pago del programa se estudia de forma personalizada y con descuentos según el paquete escogido y tu situación personal.

El temario del programa incluye aspectos como: tipos de relaciones tóxicas y cómo nos enganchamos a ellas; apego y trauma; la dependencia emocional y la autoestima; cómo ayudar a la persona a despertar de la relación tóxica; uso de herramientas de ayuda a la persona que está inmersa en una situación de dependencia emocional o una relación tóxica; las secuelas de la relación tóxica y cómo superarlas; herramientas de crecimiento personal y profesional para la embajadora/acompañante de mi método; entre otras.

Además, es un programa totalmente personalizado y no una formación general para todos los públicos. Es decir, que no vas a aprender un temario y ya está, si no que vas adquirir las herramientas necesarias para acompañar a personas inmersas en relaciones tóxicas, dependencia emocional y dificultades de autoestima des de tu propia experiencia personal, tu propia forma de trabajar y ajustando las herramientas que a mi me sirven, a tu estilo.

Eso sí, vas a tener que estudiar un montón durante el programa, aunque vas a estar acompañada por mi vía whatsapp, siempre que lo necesites más allá de las sesiones.

¿Qué esperas para apuntarte?

No es amor si sufres

El amor es una de las drogas más extenuantes que pueden existir. Al estar enamorados liberamos serotonina, dopamina y oxitocina. A causa de ellas nos sentimos llenos de emoción, excitados, repletos de energía y con mayores dosis de positivismo. 

Sin embargo, cabe decir que nuestra dignidad nunca debe pasar por delante de esas emociones y mucho menos nunca es “a pesar” del amor. Por más que estamos enamorados de una persona, nunca debemos estar dispuestos a rogar ni reclamar. Nunca nadie nos puede hacer sentir que nosotras o nuestra manera de ver la vida, no valemos, que somos insignificantes ni poco importantes.

 En ocasiones rogamos a la pareja por la ansiedad que nos produce separarnos de esa persona tan especial o porque nuestro cuerpo está pidiendo a gritos esos químicos/emociones que nos produce la relación. Necesitamos de ella o de él para producir la adrenalina y sentir el bienestar o el ”subidón” que nos provoca esa relación, pero en realidad eso no es amor sano, sino dependencia emocional. Las personas que sufren de dependencia emocional (no-amor) sienten una necesidad insaciable de estar con la otra persona y son totalmente incapaces de cortar los vínculos que la unen al otro.

En un trabajo terapéutico para saber si es amor o dependencia emocional, investigaremos, a través de El Método, si los valores que tu esperas o destacas en las personas, – que muchas veces coinciden con tus propios valores vitales-, son acordes con los que tiene esa pareja que crees amar. Pongamos por ejemplo que en ese trabajo igual te das cuenta que los valores importantes en tu vida son la amistad o el apoyo. Ahora pregúntate: ¿ves realmente a tu pareja como un verdadero amigo?, ¿confías en él igual que lo haces con tu mejor amigo?, ¿te apoya tu pareja en todo lo que haces?, ¿te alienta tu pareja a hacer aquello que te hace ilusión o te propones?… Prueba ahora cuestionarte sobre otros valores que pueden ser interesantes para tí, por ejemplo la sinceridad, la paciencia, la humildad, la empatía, la franqueza, la honestidad o la dulzura, entre otros. 

El Método de Atención Basado en la Interdependencia y sus pilares me surgió como una metodología adecuada para la mejora de las relaciones interpersonales en los contextos residenciales de atención a la dependencia. Hoy en día se ha convertido para mí en una forma de mejora de las relaciones interpersonales en su conjunto y para ayudarte en las relaciones tóxicas en particular.

Dicho esto, ahora soy yo la que te pregunto:  ¿de verdad estás dispuesta a continuar con una persona que no tiene nada que ver con los valores que son importantes para ti? ¿De verdad estás dispuesta a ir destruyendo tu amor propio reclamando cosas ante quién no valora las mismas cosas en la vida que tú? Y por último, ¿de verdad estás dispuesta a continuar dañando tu autoestima humillándote ante quién no te quiere de la misma manera que tú le quieres?

Contesta con detalle a las preguntas anteriores: sí o no, y por qué. Y plantéate ahora si es amor o no-amor.

¿Te sientes mal en la relación con tu ex pareja?

Destacado

Existe un viejo refrán que dice que el tiempo cura todas las heridas y eso es cierto hasta cierto punto: no es el tiempo sino el momento en que tu digas ¡basta!

La dependencia emocional que genera una relación tóxica se supera.Y las heridas que deja esa relación de dependencia en ti, también se superan. Hay dependencia emocional cuando la persona se siente incapaz de cortar la relación de pareja aunque ésta la está dañando. La dependencia emocional actúa bajo el mismo mecanismo que cualquier otra adicción. El adicto al alcohol nunca volverá a pisar un bar para no recaer en su adicción. Las dependientes emocionales también son adictas: a una persona tóxica, en este caso la pareja.

A diferencia de otras adicciones, la dependencia emocional se puede trascender: se deja de ser dependiente emocional cuando se aplica el Contacto Cero y poco a poco una se va recuperando a sí misma. La fortuna es que, a diferencia del alcohol o las drogas, la dependencia emocional se supera con posibilidad de tener después otras relaciones de pareja sanas (atención: con otras personas) y salir reforzada en autoestima si uno se pone manos a la obra.

Ahora bien, no todas las heridas quedan sanadas con el tiempo: pueden reabrirse con facilidad si no tienes activada una alerta roja. Y esto es más cierto que nunca en los casos en que tu ex-pareja tóxica debe seguir “formando parte de tu vida” porque tenéis hijos en común o otros puentes de conexión. Aún se rompe la relación, el verdugo sigue necesitando sus vitaminas, y esto es así aunque tenga una nueva relación o se olvide temporalmente de tí. Siempre vuelve a intentar dañar pues su ego necesita de eso, de atacar al otro para sobrevivir y en esa tesitura es fácil, si no estás en alerta roja, que tu ex tóxico intente, quiera e incluso pueda, volver a dañarte.

Con tan sólo una llamada preguntando por los hijos o un correo electrónico pidiéndote información médica sobre ellos, tu ex pareja tóxica puede destruir efectivamente en diez minutos, toda tu armonía y la confianza que tantas semanas o meses te ha costado a ti construir. Aunque hayan pasado años de vuestra separación, él se cree con el derecho de entrar en tu vida cuando quiere, intentar embaucarte con alguna información supuestamente inocente (“mira que he visto que la niña parece que necesita gafas” o “me da la impresión que al niño ya no le gusta el futbol”) y a través de su ingeniería perfecta, paranoica y perversa, cogerá cada una de tus palabras para manipularte, hacerte sentir mala madre y observar atentamente cómo vuelves a caer en desgracia. Al final, después de un ataque que puede durar unos días (no se cansa fácilmente  de enviar mensajes o mails pues necesita siempre tener la última palabra y cuestionar tu cordura), desaparece nuevamente sin más, pues ya tiene la vitamina que necesita y tú debes recoger de nuevo tus pedazos. Y hasta la próxima: porque siempre, siempre, siempre, hay próxima.

Las siguientes veces ya no serán posibles y las heridas entonces se curaran definitivamente, cuando digas ¡basta! y sigas este consejo: la próxima vez que te llame, te escriba o tenga un mensaje para tí, confía en tu instinto. Si tienes un mal presentimiento de que con una simple llamada o palabra de él vas a volver a salir herida, no intentes apartar lo mal que te huele el tema. Nunca subestimes el alcance de la traición de tu ex pareja tóxica: los malos presentimientos sobre las intenciones que tiene, siempre se confirman.

Este es el último paso para tu libertad: tener siempre activa, contra tu ex pareja tóxica, la alerta roja. Da igual que sea el padre de tus hijos, que haya rehecho su vida, que hayan pasado años y que se muestre como un “Papá 10”. Una vez le identificaste y le reconociste como persona tóxica y ya te has dado cuenta de que nunca vas a ganar nada interactuando con él. La única posibilidad de que tu viaje sea diferente y sanar las heridas de verdad, es huir de cualquier encuentro psicopático con esa persona que siempre será tóxica para ti.

El maltrato contra las mujeres

Este es un párrafo de mi novela Cuando todo cobra sentido. Lucía es compañera de trabajo de Manuela, la protagonista del libro.

Aprecio a Lucía, y por ello he decidido preguntarle cómo está, dispuesta a escucharla sin juzgar, haciéndola sentir que no está sola, que tiene una amiga con quien puede contar, creyéndola, aunque lo que me cuente me suene a ciencia ficción. Ella me miente. Ella ha evadido mis preguntas, estoy segura de que siente vergüenza y miedo. Si es una mujer maltratada, no existe solo miedo al maltratador, también a los demás, al qué dirán, a no saber cómo sobrevivir cuando acabe la relación. 

―Se sobrevive, Lucía ―le he dicho desde mi voz interior―. Y tanto que se sobrevive. ―Y Lucía me ha mirado atónita”.

El maltrato y la violencia contra la mujer provocan efectos como la inseguridad y el miedo, que persisten incluso cuando acaba el maltrato.

Y es que la historia de Lucía bien podría continuar así:

Y ahora ella ya no miente y me explica su calvario. Escupe lágrimas como puños. Esas lágrimas que no derramaba en casa, junto a su maltratador, por miedo a que sus sollozos por el primer golpe, desencadenaran más porrazos que le hicieran saltar esta vez los dientes y no sólo las lágrimas. Un lagrimeo constante que le surge porque aún siente el peligro cerca, aunque él ya no esté. El miedo lo lleva dentro, casi forma parte del ADN de Lucia. Pero ver la tranquilidad de su hijo y lo bien que ahora lleva sus estudios, le acaban de confirmar que salir huyendo del verdugo fue lo mejor que pudo hacer”.

En el terrible escenario de la violencia doméstica hay dos momentos críticos y de muy difícil predicción. Uno es el que estamos cansadas de ver en los medios de comunicación: el que elige el maltratador para acabar con su víctima. El otro, afortunadamente, es el que elige la víctima para decir “¡Basta ya!”.

Y es que Lucía se armó del valor necesario para huir, el día que me explicó que su marido la venía maltratando desde hacía tiempo, años. Entre sus gimoteos entendí porque esa mañana dijo “hasta aquí”: la mano que necesitaba para teclear los pedidos en su ordenador de la oficina, se había levantado aquella mañana “dormida”. Y decidió no aguantar más. Y es que Lucía dormía cada noche con el cucharón de la sopa agarrado con fuerza, muerta del miedo, por si él, su maltratador, la atacaba de nuevo. Esa mañana, cuando Lucía despertó y quiso abrir la mano, la tenía agarrotada”.

Lucía lleva unos meses siguiendo El Método, basado en el Modelo de Interdependencia, un programa de salida y recuperación de las relaciones tóxicas, basadas en el abuso, en el maltrato. Sus uñas ya no se clavan en las palmas de las manos para apretar el miedo, ni se le agarrotan los dedos. Pero puedo decir por experiencia propia que cuando tu autoestima sale por la ventana de atrás, profundamente herida por el tiempo que llevas soportando humillaciones, la autoculpa entra por la puerta. “Yo – explica Lucia-, quería salvar nuestro matrimonio; ayudar a mi marido; era mi compromiso hacerlo”.

El miedo dura, la culpa también; pero ambas acaban marchándose y se recupera a la Lucía fuerte, trabajadora, bonita y buena madre que él, su verdugo, día tras día, le negaba ser.

¿Conoces ya El Método y su origen, el Modelo de la Interdependencia?

¿No estarás amando demasiado?

Cuando estar enamorada de alguien es equivalente a sufrimiento, eso es que estás queriendo demasiado.  

En esta entrada de Blog vamos a citar algunas realidades que pueden ser un indicio de que estás amando en exceso. También vamos a examinar las razones por las que tantas mujeres, al pretender dar con alguien que nos ame, caemos en relaciones de pareja insanas y dónde falta precisamente aquello que andamos buscando: amor. 

Algunas situaciones que pueden ser una señal de que nuestro querer no es sano y estás amando demasiado, son por ejemplo:

  • Cuando hablas constantemente acerca de él, de sus dificultades, de sus problemas, de su forma de ser, de su forma de comportarse, de sus sentimientos… Tienes a “él” constantemente en la punta de la lengua.
  • Cuando discutes con él o con terceros sobre sus desaires, sus comentarios indebidos, sus malas contestaciones, su inaccesibilidad o sus comportamientos inadecuados.
  • Cuando muchas de sus conductas no te gustan y las soportas en silencio.
  • Cuando te conviertes en una supuesta terapeuta de sus problemas, de su mala suerte, de lo injusta que es la vida o otras personas con él.
  • Cuando crees que tienes que cambiar cosas de ti para que él esté contento y la relación funcione.
  • Cuando sientes que la relación te perjudica a  nivel emocional: te sientes triste, cansada, con ansiedad o te cuesta dormir o llevar a cabo tus quehaceres diarios. Todo ello como consecuencia de pasar mucho tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre él o la relación.
  • Cuando quizá la relación de pareja está ya perjudicando tu salud o integridad física, no cabe duda de que estás amando demasiado. 

¿Por qué algunas mujeres nos atrapamos en relaciones de pareja poco saludables? 

Dependencia, o adicción, son palabras que nos asustan, pero son la clave para entender porqué, aunque estemos sufriendo en el amor, somos incapaces de ponerle punto y final. A veces nuestro deseo de amar es tan grande que se convierte en una adicción insana. No te culpes por ello: detrás de esa dependencia no hay un problema grave en ti, pero si una situación grave para ti. 

La adicción al amor o la dependencia emocional que se ha generado hacia tu relación de pareja, nace de dos aspectos y se alimenta de otras dos cosas.

Por un lado, nace de tu ilusión y creencia profunda en el amor (que suele entrar «en vena» durante nuestra infancia), así como del embrión del miedo a estar o quedarte sola (otra creencia muchas veces fraguada en la etapa infantil y que nos juega malas pasadas). Por otro lado, la adicción al amor, y la dependencia emocional, se nutren en primer lugar, de la persona con empatía, responsabilidad y entrega que eres.

La segunda fuente de gestación y nutrición son las características de tu pareja: un ser sin empatía ni responsabilidad ninguna. Él no ha de cambiar nada sino que es su entorno quien tiene que cambiar.

Desde tu forma de ser harás todos los intentos porque tu relación funcione, creyéndote además que la fuente primaria de todos los conflictos en la pareja eres tú.

Y con esto no quiero decir que tu no seas una mujer inteligente como para no darte cuenta de que esto no es así. Es todo lo contrario: tu inteligencia y tu implicación en las cosas es lo que necesita tu pareja, que necesita comer de ti para ser alguien.

Él utilizará todas sus estratagemas y manipulaciones para hacerte sentir que eres tú la culpable de todo lo que ocurre en la relación; tu híper-responsabilidad, entrega y empatía juegan poco a tu favor en este camino juntos.

Si eres una mujer que estás amando demasiado puede ser que estés atrapada en una relación tóxica y de dependencia emocional.

Y llegados a este punto,  me parece justo prevenirte de dos cosas.

La primera: el camino para salir de una relación tóxica o de dependencia emocional va a necesitar de una gran dosis de tu energía y compromiso, y puede que te duela. Invierte la energía en ti y no en más intentos con él, pues ya estas viendo que no funcionan demasiado.

La segunda: el único camino posible es ese, el de la salida, pues cualquier otra opción, al lado de él,  va acabar por destruirte.

¿Hablamos?

Víctimas, Verdugos, Vitaminas del Maltrato

La relación de pareja tóxica tiene tres elementos que la hacen funcionar: una Víctima, un Verdugo y muchas dosis de Vitaminas.

La Víctima es el miembro de la relación que está atrapada en hacer todo lo posible porque la pareja funcione, sin darse cuenta de que nada de lo que haga va a ser suficiente y que ella se está deteriorando gravemente en el camino. 

El Verdugo es el otro de los componentes de la relación de pareja. El innombrable. El despediado. Un egocéntrico de personalidad psicopática y un ser totalmente despreciable. Un abusador, un maltratador en toda regla. Un psicópata de manual: narcisista, obsesivo e incapaz de sentir empatía hacia los demás.

Por último están las Vitaminas.

En una relación tóxica podemos encontrar dos tipos de alimentos vitamínicos

El primer tipo lo conforman las Vitaminas Positivas y las obtiene el Verdugo de su Víctima. Este grupo vitamínico está formado por  las alabanzas de ella, los halagos y la atención que le profiere, la admiración por el «buen padre, trabajador, pareja, amante…«, que bajo engaño, le muestra ser él y que vuelven totalmente ciega a la víctima. Son vitaminas poderosas para el Verdugo, un ser narcisista, egocéntrico e inseguro que viste un traje de hombre perfecto que no es y que se enmascara con discursos vacíos, mentiras y manipulaciones. 

Por estas características de poca substancia interior que le definen, el Verdugo necesita de acciones de su pareja acordes con lo que él piensa y quiere, así como confirmaciones constantes de que su criterio es el válido. Él es «el más y mejor». El que más sabe y el que mejor le aconseja, el que más la cuida y la quiere, y por todo esto ella debe hacerle caso y casi desplegar una alfombra roja a su paso y no ser desagradecida. El alma del Verdugo se alimenta de las complacencias de ella y mientras que la pobre Víctima vaya administrando las Vitaminas Positivas que van ensalzando la figura del Verdugo, la cosa va bien en la pareja.

El buenismo inicial, sobre todo propio de la etapa de enamoramiento y cortejo, no significa que llegue un momento que él necesite de más alimento y acabe por devaluar esa fuente de nutrición actual de su víctima y ella ya no le sirva. En lugar de abandonarla (sería lo mejor para la Víctima) y buscar otra fuente de provisión, él apretará la llave del suministro vitamínico, con demandas cada vez más denigrantes e inalcanzables para ella. Nunca al Verdugo le será suficiente y su pareja cada vez será torpe, ingrata o poco fiable a los ojos de él.

El segundo tipo de Vitaminas, las Negativas, aun es más dañino que el primero.  El Verdugo se alimenta de estos nutrientes creados a partir de las reacciones emocionales de su Víctima. Y cuando peor la vea a ella anímicamente, mejor alimentado se siente él. Por ello el Verdugo hará todo lo posible por enfadarla, generarle malestar, frustración, impotencia y tristeza. Con este fin no dudará en ningunear a su presa, gritarle airadamente, insultarla, cerrar la puerta de un golpe, colgarle las llamadas, desconectar el teléfono, tacharla de mala madre, de despreocupada, de desastrosa e incluso de loca y desequilibrada. 

El nutriente de la Vitamina Negativa es aún más potente para el Verdugo que el de la Vitamina Positiva. Y en consecuencia, más dañino para la Víctima. El hecho de provocar en la Víctima su enfado y tristeza, su devaluación, su malestar emocional, proporciona al Verdugo una prueba de su superioridad, del mayor poder que ejerce sobre ella y le administra en consecuencia más alimento a su ego narcisista y perverso. 

No es descartable que el Verdugo encuentre otras Víctimas (cuando la actual no le sirva), en su afán de exaltación constante y se nutra así de otros vientres. Nuevas Víctimas que se crean el mensaje a su vez victimista y de «pobrecito de él«, que ha sido abandonado por la mala de su ex-pareja y la peor madre que es, pues supuestamente le arrebata poder ser el «buen padre» que en su imaginario dice ser. 

El Verdugo, aún teniendo nueva pareja, siempre tiene un foco de control, juicio y crítica sobre la Víctima. La peor noticia es que él nunca abandona del todo a ninguna de sus víctimas anteriores o coetáneas, pues nada le importa más que su ego e imagen exterior y por tanto alterar sus planes o dejar marchar al objeto que alguna vez le ha servido no forma parte de su ideario de poderoso. Él nunca está dispuesto a perder y, a poco que saque de ella, ya le sirve para alimentar el monstruo y seguir sintiéndose superior. 

Si es ella la que abandona la relación, el Verdugo nunca se lo va a perdonar y sus ataques van a ser cada vez más airados, despiadados y dañinos. Él utilizará sus armas de encantador, arrepentido o estrategias de sutileza para que la víctima recupere la confianza que le van a facilitar al Verdugo el acceso a dañarla, una y otra vez.

 Ante tal ser innombrable y carente de empatía, ni aun teniendo hijos en común, sólo hay una opción: «pies para que os quiero» y contacto cero, pues él aprovechará cualquier excusa o situación para hacerla daňo y perjudicarla. Incluso utilizará a los hijos en común para llevar a cabo sus crueles planes. 

Tenlo claro: él no te quiere si te daña. El narcisista, en la relación de pareja, no está interesado en amar o cuidar de tí. Si finge hacerlo es sólo con un fin: tomar de ti todas las Vitaminas Positivas y Negativas que pueda y que alimentan su ego y baja autoestima, lo poco hombre que es.

Las Vitaminas son indispensables para la triste existencia del Verdugo y ni siquiera se las puede auto proporcionar. Las tomará de ti, una mujer llena de vida e ilusión, poderosa, inteligente y mucho más espabilada que el pobre diablo que es él. 

La única forma que tienes de huir de ello y dejar de ser víctima de una relación tóxica y dañina para tu autoestima es abandonar la nutrición vitamínica del verdugo con el contacto cero.