Pensamientos automáticos. No son gratis

La mayoría de las causas de nuestro bajo auto-concepto (nos valoramos poco como personas) y de nuestra baja autoestima, se encuentra en las creencias o pensamientos que tenemos a cerca de nosotros mismas y de la vida en general. Los pensamientos automáticos y las creencias de las que provienen se convierten para la persona en verdades absolutas.

Los pensamientos automáticos son juicios, etiquetas, interpretaciones y valoraciones de personas o situaciones, que han formado parte de un “diálogo interno” que a veces se realizan de forma consciente y otras veces no, y sin filtros ni censuras. Contrariamente a los «pensamientos racionales», los pensamientos automáticos se caracterizan por: 

  • Se trata de pensamientos, conscientes o inconscientes, pero involuntarios y automáticos. No son pensamientos reflexivos, procedentes de razonamientos, sino “reacciones” ante determinadas situaciones que vienen cargadas de una fuerte carga emocional. 
  • Suelen expresarse en forma de palabras como «debería de, tendría que…”. apareciendo como obligaciones que nos imponemos a nosotros o a los demás en forma de exigencias.
  • Aparecen como mensajes cortos, como si fueran «palabras clave». 
  • Son diálogos internos referidos a temas concretos; (se trata de mensajes específicos).
  •  Son difíciles de controlar y de evitar. 
  • Son aprendidos y surgen básicamente de aquellas actitudes de la persona que son aprendidas en la infancia o adolescencia, provenientes de la familia, la escuela y otras influencias sociales.

Algunos ejemplos de pensamientos automáticos son:

  • A una mujer, mientras espera ser recibida por una psicóloga, se le pasa de golpe por la cabeza «nadie, ni nada, podrá ayudarme«, comienza a desesperarse y siente deseos de abandonar la cita.
  • Un joven se encuentra esperando a su novia en un bar donde habían quedado. Pasan veinte minutos de la hora acordada y ella no llega. En la mente de él, acuden pensamientos del tipo «si me quisiera de verdad no me haría esto… “, «se habrá ido con otro»…

Las distorsiones cognitivas son agrupaciones de pensamientos automáticos que son habituales y repetitivos, y que generan pensamientos distorsionados o desviados de las situaciones o acontecimientos.

¿Cuáles son las distorsiones cognitivas más frecuentes?

  • Pensamiento polarizado. Consiste en valorar o percibir los acontecimientos de forma extrema , todo es cuestión de blanco o negro, bueno o malo…, sin matices. Para contrarrestarlo conviene preguntarse ¿entre estos dos extremos, hay grados intermedios?, ¿hasta qué punto eso es así? 
  • Filtraje o abstracción selectiva. Consiste en seleccionar en forma de «visión de túnel» un solo aspecto de una situación, se resalta un simple detalle, habitualmente se filtra lo negativo y lo positivo se olvida, y toda la situación queda teñida por este detalle. Para contrarrestar esta distorsión conviene preguntarse ¿es esto realmente así? 
  • Interpretación del pensamiento. Se refiere a la tendencia a interpretar sin base alguna los sentimientos e intenciones de los demás. Para contrarrestarlo conviene preguntarse ¿Qué pruebas tengo para suponer eso? 
  • Los deberías o autoexigencia inflexible. En esta distorsión la persona se comporta de acuerdo a unas reglas inflexibles sobre cómo deberían ser las cosas. Cualquier desviación de esas reglas se considera intolerable y conlleva una alteración emocional. Los pensamientos se concentran en “lo que debería ser” en vez de “en como son”.
  • Personalización.Consiste en relacionar los hechos del entorno, con la forma de ser o actuar de una misma. Se suele acompañar con la tendencia a compararse continuamente con los demás.
  • Razonamiento emocional. Consiste en creer que lo que la persona siente emocionalmente es lo verdadero. Las emociones sentidas se consideran como hechos objetivos y no como interpretaciones subjetivas. Las palabras claves son “si me siento así es porque soy o porque ha ocurrido…”
  • Sobregeneralización. Son juicios e inferencias generales basadas en solo un hecho particular, (una conclusión generalizada a partir de un incidente simple).  Palabras claves que indican que una persona esta sobregeneralizando son: «todo, nadie, nunca, siempre, todos, ninguno«. Para contrarrestarlo conviene preguntarse. ¿Cuántas veces ha ocurrido realmente?¿qué pruebas tienes para sacar esa conclusión?
  • Visión catastrófica. La palabra clave que suele indicar esta distorsión suele ser: «¿y si…?«, y consiste en adelantar acontecimientos de modo catastrofista para una misma. Para contrarrestarlo conviene centrarse en el presente, dejar de anticipar y valorar posibilidades. Preguntarse. ¿otras veces lo he pensado?¿qué ocurrió realmente? ¿qué posibilidades hay de que eso ocurra?
  • Culpabilidad. Consiste en atribuir la responsabilidad de los acontecimientos bien totalmente a uno mismo, bien a otros, sin base suficiente y sin tener en cuenta otros factores que contribuyen a los acontecimientos.
  • Falacia de control. La persona se ve a sí misma como responsable de todo lo que ocurre a su alrededor o, en el otro extremo, se ve a sí misma como impotente y sin ningún tipo de control sobre los acontecimientos de su vida.
  • Tener siempre la razón. Consiste en la tendencia a probar de manera frecuente, ante un desacuerdo con otra persona, que el punto de vista de uno es el correcto y cierto. No importa los argumentos del otro, simplemente se ignoran y no se escuchan. La persona se pone normalmente a la defensiva.
  • Falacia de justicia. Consiste en valorar como injusto todo aquello que no coincide con los deseos o expectativas personales.
  • Falacia de cambio. Implica creer que el bienestar de uno mismo depende de manera exclusiva de los actos de los demás. Para contrarrestarlo conviene preguntase ¿Qué pruebas tengo para creer que la situación solo depende de esa persona?, aunque eso no cambiase ¿podría yo hacer algo?
  • Falacia de la recompensa divina. En esta distorsión se tiende a no buscar la solución a las dificultades o problemas suponiendo que o bien la situación mejorará “mágicamente” en el futuro o bien se tendrá una “recompensa” por el sufrimiento actual.

Algunos ejemplos de distorsiones cognitivas son:

  • La relación solo mejorara si mi pareja cambia«: falacia de cambio.
  • «Yo soy el responsable de todo…”: falacia de control.
  • Esto lo dice por mi...»: personalización.
  • «Nunca conseguiré tener pareja«: sobregeneralización.
  • «Si no soy brillante en mis estudios, entonces solo podré ser un fracasado«: pensamiento polarizado.
  • «El día de mañana tendré mi recompensa a tanto sufrimiento: cambiará mi suerte«: falacia de recompensa divina.

Mediante un proceso psicoterapéutico o un acompañamiento basado en las técnicas del coaching se pueden descubrir y neutralizar distorsiones cognitivas que dificultan o limitan los procesos de cambio.

¿Hablamos?

Aprende a afrontar el MIEDO

Una de las principales causas de malestar y paralización de las personas es el MIEDO. Éste genera incluso ansiedad y paralización en las personas. Me gusta compartir con las personas que me piden orientación por miedo, la siguiente frase de Nelson Mandela: «no es más valiente quien no tiene miedo, sino quién sabe conquistarlo«.

Aprender a trabajar el miedo no siempre es tarea fácil. Muchas de vosotras me decís que os sentís más protegidas en vuestra zona de confort, pues lo de afuera os da miedo. Te voy a poner algunos ejemplos de lo que significa quedarse en la zona de confort:

  • Cuando has sufrido una ruptura de pareja es fácil que te sientas cómoda en la soltería, por el miedo a iniciar una nueva relación que también se termine, sufras de nuevo por amor, etc.
  • Cuando has sufrido un accidente de tráfico del que te ha costado recuperarte, evitas ponerte de nuevo al volante por miedo a conducir.
  • Cuando te has sentido rechazada por alguna persona durante tu primera vez en interacción con un grupo nuevo, evitas conocer gente nueva en el futuro por miedo a no integrarte, que se rían de ti, etc.
  • Cuando no nos gusta nuestro trabajo, pero dependemos económicamente del salario que cobramos, no buscamos un nuevo empleo por miedo a volver a empezar, que no salga bien y uso se viera comprometido a nivel económico.

La ZONA DE CONFORT es aquel estado mental y de comportamiento, en el cual la persona se auto-impone límites o acepta un estilo de vida concreto con tal de evitar presión, riesgo, miedo o ansiedad. La zona de confort es una zona segura para la persona, pero si se mantiene durante un lago periodo de tiempo, puede acabar por convertirse en la gran excusa por la cual la persona no se arriesga, no hace nada nuevo, e incluso acabar por no vivir nuevas experiencias. Llegar a este extremo va a generar una gran pérdida de motivación, monotonía, apatía, desgaste personal y del entorno relacional…

Cuando trabajo los miedos en mi orientación psicoterapéutica les hago a las personas la siguiente propuesta. Son cuatro partes que trabajamos a lo largo de un máximo de dos o tres sesiones (y que requieren que la persona también trabaje en casa entre sesión y sesión). Te comparto también algunos ejercicios.

  1. IDENTIFICA TUS MIEDOS: El primer paso para vencer nuestro miedo es detectarlo: ¿A qué tengo miedo? Algunas actividades que puedes hacer son: (
    • 1) Lista los miedos que ahora sientes en tu vida.
    • (2) Lista las emociones positivas y negativas que te generan el miedo (por ejemplo: positivas: si no hago algo por miedo, me siento segura de que nadie me va a hacer daño; negativas: el miedo me paraliza, siento rabia y angustia). Las principales EMOCIONES relacionadas con el miedo son: la ANSIEDAD (respuesta emocional de anticipación involuntaria del organismo ante estímulos que se perciben amenazantes o peligrosos); la INCERTIDUMBRE (se activa cuando tenemos poca información o es imperfecta y por tanto hacemos nosotros predicciones catastrofistas sobre eventos futuros); la PREOCUPACIÓN (reacción emocional automática para resolver problemas); el PÁNICO (emoción de miedo extremo al sentir que la vida, nuestros bienes más preciados, nuestras personas queridas…, están en peligro); el ESPANTO (miedo muy intenso y repentino).
    • (3) Intenta revivir una situación en la que hayas sentido mucho miedo, intentando concretar al máximo a qué tienes miedo exactamente.
    • (4) Dibuja un cuerpo humano y responde: ¿Dónde localizas el miedo en el cuerpo? ¿Qué sientes en esa parte del cuerpo? (5) Otro ejercicio puede ser dibujar nuestro miedo en una hoja, y nuestro opuesto al miedo en otra. Luego podemos observar las diferencias entre un dibujo y otro.
  2. HABLA DE LAS CONSECUENCIAS DEL MIEDO: las consecuencias del miedo se pueden analizar dividiéndolas en tres aspectos: psicológicas, físicas y sociales. Te voy a dar unas pistas de cada uno de los aspectos pero, pensando en tu/s miedo/s, haz una lista lo más larga posibles de las consecuencias psicológicas, físicas y sociales que tu miedo pueden acarrearte.
    • Son ejemplos de consecuencias psicológicas del miedo: pasividad, paranoia, depresión, negar lo sucedido, esconder lo sucedido, cobardía, vulnerabilidad, impotencia, furia, odio, trastornos del sueño, pérdida de autoestima, culpabilidad…
    • Son ejemplos de consecuencias físicas del miedo: problemas gástricos, asma, contracturas, ansiedad, abandono físico, pesadillas, trastornos menstruales o sexuales, tics…
    • Son ejemplos de consecuencias sociales del miedo: desmotivación, aislamiento, agresión, desconfianza, control social, pasividad, alarma, pánico, distorsión de la realidad, cambios en las relaciones interpersonales, problemas en el trabajo…
  3. CÓMO AFRONTAR EL MIEDO: las reacciones básicas ante el miedo son EVITAR, HUIR o AFRONTAR. (
    • (1) Te animo a que, ante la lista de miedos que sientes ahora en tu vida y que antes has elaborado, escribas al lado de cada miedo cuál es tu reacción habitual: evitar, huir o afrontar.
    • (2) Proponte pequeños desafíos: vencer el miedo requiere tiempo y un esfuerzo progresivo. No te enfrentes directamente y de golpe a tu peor miedo. Apóyate en tus seres queridos (es posible que los interlocutores haya pasado por experiencias similares y puedan darte consejos). No temas a las críticas. Prémiate por tus avances, anota tus progresos y date caprichos / regalos de vez en cuando. Pide ayuda al profesional de la psicología si es necesario.
    • (3) Te puede ser de utilidad también elaborar un álbum mental o una lista de situaciones en las que sentiste que superabas el miedo gracias a tus recursos personales o tus valores.
  4. IDENTIFICA TUS ELEMENTOS DE RESISTENCIA:
    • (1) intenta identificar en primer lugar cuales son tus resistencias principales (por ejemplo, miedo a perder algo, a fracasar, a hacerlo mal, a no estar a la altura…) y observa la creencia, pensamiento automático o distorsión cognitiva que hay detrás. Entre los elementos de resistencia están: ideología firme, personalidad resistente (compromiso, control, reto…), pesimismo, desconfianza en los demás, asumir vulnerabilidad personal, buscar razones…
    • (2) Veremos que para afrontar el miedo tenemos una serie de herramientas que además podemos entrenar. Entre los modos de afrontamiento principales están: informarse, compartir, trabajar y aceptar, entrenamiento, analizar la capacidad, cambiar lo desconocido por lo conocido, establecer relaciones de confianza, cuidado físico y psíquico, análisis de riesgos, razonar, pensar en positivo, generar alternativas, expresar sentimientos, secuenciar en pequeños pasos, pedir ayuda…¡Cuál estas dispuesta a poner en marcha? Escógela y secuencia los pasos para llevarla a cabo
    • (3) Racionaliza tus miedos: la mayoría de los miedos son irracionales, por lo que darle una lógica te ayudará a analizarlos y comprenderlos: ¿por qué exactamente tienes miedo?,¿por qué crees que te sucede?, ¿es tan malo como parece?, ¿tiene poder sobre ti?…

No dejes que el miedo te paralice, enfréntate a él. Hay un antiguo proverbio que dice: «el miedo llamó a mi puerta y cuando abrí ya no había nadie«. Yo te diría que cuanto más intentas controlar el miedo (a través de quedarte en la zona de confort), más lo alimentas. Desarrolla la confianza en ti misma y date cuenta de que, el peor escenario posible, a menudo no es tan espantoso como lo imaginas. Eso sí, cuando el miedo es demasiado grande o se convierte en una fobia, es necesario pedir ayuda psicológica especializada.

¿Hablamos?

Gestión de las emociones en los adolescentes

Son muchos los adolescentes y jóvenes que acuden a sesiones de psicoterapia por problemas en la gestión de sus emociones. En muchas ocasiones los papás nos explican a nuestra consulta de Psicología Experta que ven a su hija triste, que tiene problemas de ansiedad, o incluso que sufre «ataques». Si hablamos con la adolescente-joven directamente, es frecuente que nos cuenten un poco a medias y a la vez que lloran -intentando sobretodo las primeras veces esconder su llanto o pidiendo perdón por sentirse así-, lo que les ocurre. O que simplemente den detalles pequeños de lo que ellas nombran «ataques». Normalmente cuesta muchísimo llegar al fondo de la cuestión o cuál es exactamente la causa (situación, pensamiento, acontecimiento) que las ha llevado hasta esa explosión emocional (normalmente hay multi-causas), emoción que sale al exterior en forma de llanto, tristeza, encierro en una misma, insultos, ahogos, ira, golpes, gritos, momentos de euforia y tristeza entre intervalos cortos de tiempo, etc.

En Psicología Experta, desde nuestro enfoque de la Terapia Breve, solemos iniciar un trabajo psicoterapéutico inicial de exploración y abordaje de la forma cómo la adolescente-joven gestiona sus emociones, descartando de entrada – a menos que se nos haga muy evidente- el análisis diagnóstico de trastornos mentales más profundos. Debo deciros que en el 75% o más de los casos el enfoque de que la persona está pasando un mal momento en la gestión de sus emociones y la confianza en encontrar los recursos personales para el abordaje y la mejora, es acertado y el problema de la joven, con una media de entre 8-10 sesiones, desaparece.

Cabe decir que las emociones negativas y/o las dificultades en la gestión de las emociones, no sólo pueden afectar al bienestar psicológico, sino que pueden favorecer la aparición de problemas de salud, como la alteración del sueño, la alimentación o ingesta, la digestión, la eliminación o evacuación, o las funciones cognitivas (dificultades de atención y concentración), entre otras.

Ahora bien, si a partir de la quinta sesión aproximadamente, no vemos un pequeño cambio en la joven, entonces solemos recomendar el explorar si, detrás de las explosiones emocionales o labilidad emocional, se esconde algún problema más físico (hormonal, de tiroides…) o problemas o trastornos más profundos (bullying, ansiedad, depresión, trastorno límite de la personalidad, bipolaridad, trastornos de alimentación como la anorexia o la bulimia, dificultades en las relaciones interpersonales, con amistades o parejas, dificultades con la sexualidad, estrés, adiciones, desmotivación con los estudios o la vida, duelos mal elaborados, entre otros).

¿Cómo abordamos en Psicología Experta, la gestión de las emociones en psicoterapia, con adolescentes-jóvenes?

  1. El primer paso es validar lo que les ocurre: ¡no es nada que no le ocurra a otras personas y te entiendo y te comprendo! Validar la emoción y acompañar la descarga emocional si esta se presenta en la sesión, es una condición imprescindible para que la persona se sienta que ese es el lugar donde la van a ayudar.
  2. Es importante ayudar a la joven a familiarizarse con sus emociones. Las pacientes tienden a decirnos que sufren ansiedad, depresión o ataques, y las acompañamos entonces a que cambien esa etiqueta diagnóstica inicial que se atribuyen por «estás pasando una etapa en que tus emociones te desbordan». Además, para comprender mejor las emociones, las animamos a que puedan prestar atención a ellas a lo largo del día. Por ejemplo, en una hoja de papel, las pedimos que hagan un registro de cómo se sienten cuando ellas sufren esos ataques o episodios de tristeza. Junto con la emoción, también les pido que escriban cuándo ocurre, qué estaba pasando exactamente (para analizar el desencadenante o patrón habitual de desencadenantes), qué piensan en ese momento, y cómo actúan, incluso dónde notan la emoción en su cuerpo.
  3. El paso siguiente es abordar los problemas físicos o sintomatología que puede que se hayan derivado de esa gestión emocional difícil. Normalmente lo trabajo a partir de la tercera sesión y nos ha de llevar (entre la tercera-cuarta sesión) al desbloqueo sintomatológico, es decir a la detección y propuestas de afrontamiento de la sintomatología asociada (por ejemplo dolores de cabeza, dificultades estomacales, problemas con el sueño…). Esta sintomatología no siempre es fácil que desaparezca, pero a través del desbloqueo-identificación, y el trabajo paralelo de la familiarización con las emociones, ya damos un primer paso importante que va a irse consolidando en las siguientes sesiones.
  4. Por último, y a partir ya de la cuarta sesión aproximadamente, trabajamos con la paciente adolescente-joven las estrategias que la pueden llevar a una más óptima gestión de las emociones, Entre las estrategias principales se encuentran la detección de las soluciones intentadas disfuncionales que, lejos de solucionar la situación, agravan el problema, el trabajo con las psico-trampas de pensamiento y/o acción, y el entrenamiento en soluciones funcionales. Entre las psico-trampas de pensamiento más habituales en adolescentes-jóvenes con dificultades de gestión emocional, están: los pensamientos automáticos o las distorsiones cognitivas, el engaño de las expectativas, «lo siento, luego existe», sobrevalorar e infravalorar y la coherencia a toda costa. Y entre las psico-trampas de acción más habituales encontramos: insistir (más de lo mismo), renunciar y rendirse, la manía del control, la evitación el aplazamiento, la ayuda que daña y defenderse de forma preventiva.

Si necesitas ayuda, aquí estamos!

¿Estás sufriendo de ansiedad? Ideas útiles para vencerla

En primer lugar me gustaría decirte que la ansiedad es un mecanismo defensivo; es un sistema de alerta que «activa» a la persona ante situaciones consideradas «amenazantes». Es universal porque se da en todas las personas, y es normal, adaptativo y anticipatorio y tiene que ver con la capacidad de respuesta. Ahora bien, la ansiedad se convierte en un trastorno de ansiedad cuando esta reacción defensiva se pone en marcha en situaciones que habitualmente no son amenazantes ni peligrosas, o se activa de manera recurrente y/o persistente, hasta el extremo de interferir de forma importante en la vida diaria.

La ansiedad como trastorno psicológico se caracteriza, a grandes rasgos, por tener sentimientos de miedo, temor e inquietud y que puede llevar a que la persona tenga síntomas físicos como sudar, sentirse inquieta o tensa, y tenga palpitaciones o sensación de ahogo. Con el propósito de prevenir estos síntomas y sentimientos (que pueden aparecer en la infancia o adolescencia y continuar en la edad adulta), la persona puede ser que evite ciertos lugares o situaciones.

El trastorno de ansiedad puede ser de diferentes tipos, pudiendo la persona sufrir de uno o varios a la vez. Voy a mostrarte ahora los tipos de ansiedad más habituales.

El trastorno de ansiedad por separación: miedo o ansiedad intensos y persisten ante la situación de tener que separarse de una persona con la que tiene un vínculo estrecho. Los principales síntomas son rechazo a quedarse solo en casa o desplazarse a otros lugares (escuela, trabajo, etc.), preocupación, malestar psicológico subjetivo, presencia de pesadillas o síntomas físicos ante la separación o la anticipación de tener que separarse, entre otras.

El trastorno de ansiedad social se caracteriza por el miedo o ansiedad intensa aparece en relación a una o más situaciones sociales en las que la persona queda expuesta a los demás y su posible juicio. La persona siente miedo a mostrarse o ser juzgada de una determinada manera y eso le genera síntomas propios de la ansiedad.

El trastorno de ansiedad generalizada es una forma de ansiedad y preocupación persistentes, excesivas y que la persona no puede controlar, sobre diversos acontecimientos vitales y con presencia de sintomatología fisiológica. La persona puede sentirse inquieta, nerviosa o fatigarse fácilmente, y puede tener dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular o dificultad para dormir. 

El trastorno de pánico se caracteriza porque la persona queda invadida por sentimientos repentinos de terror aun cuando no hay ningún peligro real. Los síntomas pueden ser variados pero muy invalidantes para la persona que los sufre: dolor de pecho o estómago, dificultad para respirar, temblores o espasmos, sudor, mareos, escalofríos, temblor de manos…., incluso la sensación de que se va a morir de repente.

La ansiedad debida a otra enfermedad médica se caracteriza sobre todo por la manifestación de crisis de angustia o ansiedad, con evidencias de que ello es la consecuencia pato-fisiológica directa de una condición médica particular. Mención especial cabe darle al tema de las fobias, que generan ansiedad. En la fobia a hablar en público o en la fobia a animales, la persona habitualmente siente ansiedad cuando se expone por ejemplo a tener que hablar en una reunión de trabajo o cuando se le acerca un animal al que teme, respectivamente.

Hay muchas situaciones vitales que pueden generar ansiedad a la persona: una pérdida de un familiar o del trabajo, un cambio importante en la vida de la persona, una relación tóxica, una discusión con alguien querido, una quiebra económica, un problema social, entre otras. La ansiedad también afecta a la autoestima de la persona, pues la persona que la sufre, al sentir que no puede hacer algo porque le genera sintomatología ansiosa, fácilmente siente que no es válida.

¿Qué puedes hacer si sientes ansiedad? ¿Cómo tratarla?

Hay algunas acciones que pueden ayudarte a superar la ansiedad: por ejemplo hacer ejercicio, hacer unas sencillas respiraciones, evadir la mente, tomar una ducha, hacer alguna actividad que te resulte placentera (leer un libro, regar una planta, tomar un pequeño tentempié…). Cuando la ansiedad no se calma con estas acciones o similares, es importante que busques ayuda en Psicología Experta lo antes posible, pues la ansiedad puede afectar de forma importante a tu vida. La terapia breve puede ayudarte: buscaremos averiguar cómo funciona el problema de la ansiedad en ti y analizamos las soluciones lógicas que has puesto en práctica, y que contribuyen todavía más a la perduración de tu ansiedad. Asimismo, te aportamos soluciones diferentes que te daremos en forma de tareas, y conseguiremos así tu desbloqueo.

Aunque si tu ansiedad te está afectando de forma importante a tu vida, mi recomendación es que te pongas en contacto con Psicología Experta lo antes posible, te avanzo algunos libros que pueden ayudarte a obtener un poco más de luz sobre la ansiedad y sus causas.

«Miedo, pánico, fobias: la terapia breve», Editorial Herder 2009, Nardone. 

«No hay noche que no vea el día: la terapia breve para los ataques de pánico», Herder 2012, Nardone.

Y para acabar este artículo, decirte lo siguiente: «La ansiedad es la mente yendo más deprisa que la vida».

¿Hablamos? Recuerda que ofrezco sesiones de psicoterapia presencial o online. La primera sesión es gratuita.