Abuso Sexual Infantil. El Consentimiento.

El Abuso Sexual Infantil (ASI) es una forma de abuso en la que una menor es usado como objeto sexual por un adulto. Es también definido como una forma de maltrato infantil consistente en llevar a cabo conductas sexuales con una menor de edad sirviéndose de una relación de desigualdad (edad, fuerza física, capacidad de amenaza, etc.).

Vamos a diferenciar pedofília y pederastia. Los pedófilos son aquellos que se sienten atraídos por menores de edad. Un pedófilo siente una atracción por infantes y/o adolescentes pero no tiene porqué llegar a desembocar en una acción concreta o consumación de dichos deseos. Por otro lado, un pederasta siente la misma atracción que el pederasta pero en este caso sí que desemboca en un abuso sexual.

Mientras que la pedofilia se define como una parafilia, un tipo de trastorno sexual caracterizado por fantasías recurrentes, la pederastia es, además de la parafilia, una práctica delictiva que provoca graves repercusiones en el desarrollo psicológico, social y sexual de la víctima. Por norma general, todos los pederastas son pedófilos pero no todos los pedófilos tienen porque ser pederastas.

Me formé en ASI con la entidad Ángel Blau y la formación fue tan provechosa como culpidora. Y esto último porque me di cuenta que fácilmente nuestras hijas e hijos, nuestros allegados o conocidos, cualquier menor, nunca está preservado del todo de sufrir Abuso Sexual Infantil. Por eso desde entonces doy charlas acerca de lo que aprendí sobre esta temática en colegios e institutos, de forma gratuita.

Más información sobre las charlas gratuitas en este enlace.

Uno de los libros que Ángel Blau recomendó en su formación sobre Abuso Sexual Infantil fue «El Consentimiento«, de Vanessa Springora. Atención mamás y papás de adolescentes: os recomiendo este libro sin ningún tipo de duda.

El término consentimiento se refiere a la voluntad, acorde entre las partes, de actuar de una determinada manera u otra en una situación concreta. Ahora bien, ¿todo el mundo está capacitado para consentir?

Vanessa Springora (París, 1972) es editora, escritora y cineasta. «El Consentimiento» es su primera novela, que está siendo traducida en veinte idiomas, ha obtenido el Gran Premio de las Lectoras de Elle y el Premio Jean-Jacques Rousseau y ha supuesto un fenómeno social y literario.

«Con trece años, Vanessa Springora conoce a Gabriel Matzneff, un apasionado escritor treinta y seis años mayor que ella, tras cuyo prestigio y carisma se esconde un depredador. Después de un meticuloso cortejo, la adolescente se entrega a él en cuerpo y alma, cegada por el amor e ignorante de que sus relaciones con menores llevan años nutriendo su producción literaria. Más de treinta años después de los hechos, Springora narra de forma lúcida y fulgurante esta historia de amor y perversión, y la ambigüedad de su propio consentimiento. Su maravillosa novela ha hecho, según el diari Le Monde, «arder Saint-Germain-des-Prés»: el caso Matzneff cuestiona a la intelectualidad francesa y a una sociedad obnubilada por el talento y la celebridad». (Extracto del libro de la propia autora).

Si has leído mi post hasta aquí estoy convencida de que no te queda ninguna duda, y aún más si tienes hijas adolescentes: el libro de Springora debería convertirse en un texto de cabecera para las madres y padres.

De la lectura de «El Consentimiento» yo me quedo con algunas ideas que sin duda van ayudar en mi labor de madre, en primer lugar, y en mi quehacer laboral en Psicología Experta, en segundo lugar. Además es un texto que invita a la propia reflexión personal y al crecimiento personal acerca del consentimiento en nuestras relaciones. Te comparto algunos de estos aprendizajes.

  • Las adolescentes son seres vulnerables. Están en una etapa de construcción de identidad, de ensayo-error y son fácilmente influenciables. Las creencias sobre el amor romántico pueden jugarles muy malas pasadas. Dice Springora: » la carencia de amor como una sed que se lo bebe todo, una sed de yonqui que no mira la calidad del producto que le suministran y se inyecta su dosis letal con la certeza de estar haciéndolo bien«. (…) «Un adolescente vulnerable siempre buscará el amor antes que la satisfacción sexual. Y a cambio de los gestos de cariño (o de la cantidad de dinero que necesita su familia) a los que aspira, aceptará convertirse en objeto de placer y renunciará durante mucho tiempo a ser sujeto, actor y dueño de su sexualidad«. Impacte, ¿verdad?
  • Nunca sabemos dónde se esconde un depredador sexual. Por muy cercano que sea el vínculo, tened todo el cuidado del mundo con conocidos e incluso con familiares. Dice Springora: «Lo que caracteriza a los depredadores sexuales en general, y a los delincuentes pedófilos en particular, es que niegan la gravedad de sus actos. Suelen presentarse como víctimas (seducidas por un niño o una mujer provocadora) o como benefactores (que solo han hecho el bien a su víctima)«.
  • El libro deja muy claros los mecanismos utilizados por el depredador sexual para someter en cuerpo y alma a la menor (manipulación, control psicológico, desposesión del yo), así como la complacencia o indiferencia de los familiares y del entorno cultural, etc. Advertencia: invierte como madre en hacer de tu hija adolescente una persona con espíritu crítico y con una sana autoestima que la ayude a identificar manipulación y control psicológico. Haz que se sienta en confianza de explicarte cual cosa que le desencaje o la haga sentir incómoda. Ayúdala a que tenga claro qué es lo que quiere para su vida y a que ponga límites. Y nunca dudes de su palabra, pues los efectos de caer en manos de un depredador sexual, perduraran aún en la vida adulta: depresión, rabia, ansiedad, culpa, incapacidad de asumir su papel de víctima y la final (o no) toma de conciencia y decisión (o no) de sacar a la luz y denunciar los hechos.
  • Una adolescente es un ser en crecimiento. Por muy cuidadosos que seamos, los adultos, en cualquier ámbito, van a tener cierto poder de persuasión e influencia sobre esa persona en construcción que es el adolescente. En ocasiones además existe el poder del adulto que piensa que está por encima del bien y del mal, incluso es capaz de acusar a la menor de lo que solo el es culpable. Y es que si además si la adolescente está vinculada a ese depredador por una relación de parentalidad, amistad o cualquier otro tipo de vínculo afectivo, la menor se va a creer a pies juntillas que esa es la verdad y que ella es la causante de las consecuencias. Se invertirán los papeles de víctima/verdugo con gran facilidad. Lo dice Springora: «Leer el volumen de su diario dedicado en buena medida a nuestra ruptura me provoca un ataque de ansiedad tremendo. (…) Su procedimiento de lavado de cerebro es maquiavélico. En el diario, transforma nuestra historia en una ficción perfecta. La del libertino reconvertido en santo, la del perverso curado…«.

«El Consentimiento» no és un libro agradable de leer, dada la temática, pero es un indispensable. Una historia cruda y real, que puede pasarle a cualquiera de nuestras hijas e hijos. Una campaña publicitaria del año 2022 de la Fundación Vicky Bernadet, que lucha contra el abuso sexual infantil, lo decía claro: «la probabilidad de que tu hijo tenga alergia al polen es del 15%; la probabilidad de que sufra abuso sexual infantil es del 20%«. Y es que en la prevención del ASI el primer paso es estar informado y no pensar en «esto a mí no va a ocurrirme». Sí, esto también puede pasarle a tus hijas.

¿Hablamos?

«Abrazar a un erizo» o cómo acercarte al mundo adolescente

Las que me conocéis bien, sabéis de sobra que me encanta la lectura. También sois conocedoras de que los ensayos que no me dejan indiferente no solo los aplico a mi labor profesional sino que los comparto para vuestro uso y disfrute. Y este es el caso del siguiente libro: ‘Cómo abrazar a un erizo 12 claves para conectar de forma positiva con los adolescentes«, de Brad Wilcox y Jerrick Robbins.

Resumir el ensayo de estos dos autores en pocas líneas no es tarea fácil. Como tampoco es fácil el mundo adolescente, a quién los autores comparan con el abrazo a un erizo:

«Todos conocemos a adolescentes que parecen erizos y que actúan mostrando tantos pinchos como estos animalitos, y que han erigido a su alrededor muros que nos mantienen alejados. Pero así como es mejor que dejemos en paz a los animales del zoo que no son abrazables, deseamos y necesitamos conectar con estos pinchudos adolescentes, tanto por su bien como por el nuestro».

Cómo abrazar a un erizo 12 claves para conectar de forma positiva con los adolescentes«, está repleto de consejos para acceder al mundo adolescente. Sugerencias basadas en establecer y mantener la comunicación, superar la adversidad y trabajar la autoestima.

Te los comparto, con voluntad de no ofender a los autores y de forma breve, pues te recomiendo con vehemencia que te leas el libro.

Primera premisa: MEJORAR LA COMUNICACIÓN CON EL ADOLESCENTE.

+ CONSEJO 1. Escuchar el llanto del adolescente. «A veces los adolescentes construyen muros invisibles a su alrededor. (…) ¿Cómo convertirnos en el tipo de persona a la que nuestros hijos se abrirán? Lo primero es ver más allá del muro, y, luego, encontrar el ladrillo suelto».

+ CONSEJO 2. Derribar el muro y practicar los tres elementos de la comunicación abierta: amor, confianza y respeto. «Te quiero. Estoy orgulloso de ti. Te he echado de menos. Qué suerte tengo de tenerte.» Estas palabras son mucho más importantes de lo que parece y son la vía directa para tener una comunicación abierta con nuestros adolescentes».

+ CONSEJO 3. Disfrutar de las conversaciones a la hora de la cena. Convierte en prioridad las cenas en familia, asigna responsabilidades y limita el uso de la tecnología.

+ CONSEJO 4. Establecer límites. Las expectativas y los límites a los adolescentes deben ser claros y realistas. Se debe ser coherente con la responsabilidad asignada, y llevarlas hasta el final. La gratitud puede ser públics pero la corrección siempre ha de ser en privado.

Segunda premisa: SUPERAR LA ADVERSIDAD CON EL ADOLESCENTE.

+ CONSEJO 5. Hablar de lo que significa hacerse mayor y de sexualidad. Cualquier información no vale: busca información rigurosa y cercana. Habla sin rodeos: de forma directa Mantén abiertos todos los canales de comunicación con tu adolescente.

+ CONSEJO 6. Ayudar anfrentarse al peor miedo del adolescente. Espera siempre lo mejor de él y estate atenta a los «mensajes ocultos«. Actúa siempre con confianza y ayude a substituir el miedo por la esperanza.

+ CONSEJO 7. Hay que recordar siempre lo que no pone en las etiquetas de «advertencia«. Recuérdale a tu adolescente aquellas acciones que le pueden privsr de su capacidad de elegir libremente. O aquellas que pueden ser un ataque a su autoestima, limitar sus amistades, disgustar gravemente a sus padres o disminuir sus sueños o ambiciones. Y no te olvides de aquellas acciones o situaciones que le pueden hacer caer en una espiral descendente. En cualquier caso hazle también saber que, pase lo que pase, todo puede ser revertible y tener solución.

+ CONSEJO 8. Aprender de los errores. No todo tiene que salir bien a la primera. Intenta aún así sacar lecciones positivas de aquello que aún tenga margen de mejora. Apela a la responsabilidad y mantén una actitud positiva. No dudes en que se puedan reajustar los objetivos si es necesario.

Tercera premisa: TRABAJA LA AUTOESTIMA DEL ADOLESCENTE.

+ CONSEJO 9. Reconocer la valía. Ten en cuenta tanto las fuentes externas como las internas de la autoestima. Los adolescentes deben darse cuenta de que son seres únicos y con gran potencial y valía personal. Hay que ayudarles a reconocerse su valor individual.

+ CONSEJO 10. Ayudar a desarrollar una buena imagen de uno mismo. Aléjale de ideales impuestos y conéctale con la realidad. Ayúdale a huir de las comparaciones y velar por su propio bienestar físico y emocional, lejos de estereotipos. Incita a que reconozca que se debe ver «más allá de las apariencias«.

+ CONSEJO 11. Actúa (y no reacciones). No dejes que «se te lleven los demonios» en situaciones adversas y ayuda a tu adolescente a que adquiera también esta característica, a través de aplicar un patrón de acción recurrente.

+ CONSEJO 12. Pensar en la amistad. Hay que ayudar a los adolescentes a tener una imagen positiva de su propia aceptación social, con sus valores y virtudes, pero también con sus defectos. Incítale a superarse en cosas nuevas y a ayudar a los demás, a ser solidario. Ayúdale a entender la importancia de invertir en si mismos. Aliméntalo de emociones positivas y a mantener una perspectiva sana sobre si mismo y sobre su entorno.

Hablamos?

Maternidad consciente: no eres profeta ni adivina, solo acompañante

Tengo que confesar que me gusta recurrir a este libro y a su autora cuando me encuentro con adolescentes y jóvenes en Psicología Experta más perdidos «que un pulpo en un garaje«. Añado otra gran confesión: en muchas ocasiones los que están más a la deriva aún que los hijos, son los papás.

Este es el libro:

PADRES CONSCIENTES. EDUCAR PARA CRECER. Shefali Tsabary

Recuerdo en Psicología Experta a los siguientes adolescentes -jóvenes, (para preservar su intimidad, voy a usar nombres ficticios):

María, 19 años, vive con su madre y su padre. Estudia un ciclo formativo de administración de empresas. El rendimiento académico es medio-bajo. Lleva medio año inmersa en una relación de pareja tóxica con un chico de su edad, que no estudia ni trabaja. El muchacho vive con su abuela paterna. Sus padres son alcohólicos. La madre de María le pide visita en Psicología Experta. Pretende que su hija, a quien define cómo alguien que «está perdida«, se de cuenta de que tiene que estudiar más y de que ese chico no le conviene y decida dejarlo.

Cloti, de 18 años, vive con sus padres y su hermano mayor. Siempre quiso estudiar la carrera universitaria que desde muy pequeña sus padres estaban convencidos que le gustaba: ¡y ella también estaba convencida! Cuando se encontró en su primer semestre de universidad, a Cloti todo se le vino abajo. Quiso dejar los estudios, no fueron lo que ella esperaba, pero se dispararon todos sus miedos: el qué dirán, el qué sería de ella ahora y, sobretodo, todo aquello que sus padres habían pensado que era lo ideal para ella, estaba destruido. La madre de Cloti me visitó en la primera sesión. Estaba dispuesta a acompañar a Cloti en cualquiera que fuese la decisión, pero ni ella misma sabia por dónde empezar. La madre de Cloti tiene clara una cosa: su hija debe tomar una decisión más pronto que tarde, pues a más tiempo más dolor, según la mamá.

David, de 21 años, padres separados. Vive con su madre pero visita asiduamente a su padre. Se lleva mal con su mamá, pues ésta le recuerda constantemente que él ha estudiado poco, que no tiene empleo y que se pasa los días jugando al ordenador. En la primera consulta recibo a la madre de David. Su objetivo es que su hijo asista a Psicología Experta para que le dé un empujón que le haga darse cuenta de que debe estudiar más, invertir su tiempo en cosas útiles y, sobretodo, encontrar trabajo. Pues si no, sentencia la mamá, «lo voy a enviar a vivir con su padre porque no quiero ver como mi único hijo, no es nadie en la vida«.

Te pregunto ahora: ¿qué ves de común en estos tres casos? ¡Estás en lo cierto!: la demanda viene por parte de familiares, que tienen muy claro qué es lo que necesita el hijo/a. Y las expectativas del qué, cómo, cuándo y por qué, también vienen de los papás, que son seres, parece ser «todo-poderosos«. ¿Realmente como padre/madre te sientes así, un ser todo-poderoso? No sé tú, pero yo me siento llena de dudas sobre mis supuestos súper-poderes como mamá.

No te voy a decir que a veces me cuesta que los padres acepten lo siguiente: si tienes un hijo/a es fundamental que tomes consciencia de que estás criando (o acompañando) a un «espíritu que palpita con su propia firma«, como dice mi querida Shefali Tsabary. Esto nos ha de llevar a aceptar que, aunque seamos más mayores que nuestros hijos, eso no nos hace más sabios. Si eres un progenitor sensato asumirás más pronto que tarde que te toca un papel secundario en las «películas de tus hijos«. Sí: un rol principal de acompañar, pero un rol secundario en cuanto a la detección de lo que necesita o desean, en sus formas, en sus tiempos y en sus por qué. ¿Me explico? ¡Esto me cuesta horrores que lo comprendan los papás!: no se trata de lo que tú crees que tu hijo/a necesita, sino de lo que él o ella cree que necesita y desea. Vamos a intentar allanarles el camino entonces para una mayor comprensión de sus expectativas y necesidades, y una mayor puesta en acción efectiva.

Cuando impones a tus hijos lo que tú crees que a ellos les conviene, pueden ocurrir tres cosas. La primera, que te equivoques acerca de sus necesidades reales (estarás «meando fuera de tiesto» como vulgarmente se dice). La segunda, vas a forzar su autonomía y responsabilidad hacia la cobertura de una necesidad que igual ni siquiera tienen, y si realmente la tienen, estarás casi lanzándoles a un liderazgo competencial para la que igual ni están preparados (vaya, que les estarás lanzando prácticamente «a la inmensidad del abismo«). Y tercera cosa que puede ocurrir, que seas tú misma quién intentes comprometerte en alcanzar la necesidad, dejando a los hijos en el camino, como si aquello «no fuera con ellos», con lo que no habrán aprendido nada de nada en el proceso.

Conclusión de todo esto: pasar por crisis personales en la adolescencia y juventud es una extensión de las alas para tus hijos. Vemos en ellos la confusión y el dolor, pero también su energía y su euforia. Aunque intentamos protegerles de lo que se les viene encima (pues en una sesión de Psicología Experta van a tener que afrontar sus deseos, pero también sus miedos y sus demonios), han de probar el tema. Y probarlo con descaro: y con esto me refiero a que son ellos los que tienen que contactar con sus necesidades. Cuando un adolescente o joven entra en crisis personal, tiene que tomar decisiones, contactar con sus potencialidades pero también con sus demonios, y en esta tesitura el hijo nos pertenece, como papás, menos que nunca. Es su proceso y no el nuestro. A nosotros, desde la parentalidad consciente, nos toca solo el papel de acompañar con paciencia y amor.

Shefali Tsabary. lo dice claro:

  • Ya no puedes ser el adulto todo-poderoso; ahora has de ser un compañero omnipresente.
  • Tus hijos necesitan que estés aquí cuando lloren pero no sepan explicar por qué están llorando.
  • Necesitan que respetes su privacidad incluso cuando se aferren a ti.
  • Necesitan que los aceptes cuando te rechacen y se rechacen a sí mismos, y que los entiendas incluso si lo que hacen no tiene sentido.
  • Necesitan que nades con ellos en las traicioneras aguas de sus caóticas emociones, aunque no paren de quitarse el chaleco salvavidas.
  • Necesitan que mantengas la calma cuando te lleven al borde de la cordura, que estés callado y escuches incluso cuando te supliquen que des tu opinión, y que estés ahí, a su lado, sin tener en cuenta tus ideas o interpretaciones.
  • Necesitan que les perdones por sus distracciones y olvidos, y que entiendas que es hormonal.
  • Necesitan que tengas con ellos manga ancha y les permitas desafiarte un poco, que te des cuenta de que eso forma parte de un desarrollo sano.
  • Necesitan que entiendas que a veces las responsabilidades les abruman, que ahora igual no pueden tomar decisiones, que necesitan más tiempo, que igual es interesante que pasen por la experiencia negativa y «se den la ostia» para aprender y enfrentarse.

Si quieres ayudar a tus hijos adolescentes-jóvenes, es muy importante que entiendas esta regla para mi fundamental en la maternidad y la paternidad consciente: no intentes arreglar su vida, sino que basta con que comprendas el caos de estos años. Ellos requieren de ti que te mantengas firme aún te sientas frustrada e impaciente por la hoja de ruta que están tomando, que admires su coraje y les acompañes en aquello por lo que estén pasando desde el amor y el respeto. Deja de decirles a tus hijos que se están equivocando en su camino. Dales ruedas y fuerza para ese trayecto. La vida nos lleva al lugar adecuado aunque sea desde otros senderos.

¿Hablamos?

Charlas gratuitas para escuelas, institutos y asociaciones

Psicología Experta organiza charlas gratuitas en las escuelas con el objetivo de sensibilizar al alumnado y/o a sus familias sobre:

  • Las relaciones tóxicas y abusivas.
  • La dependencia emocional.
  • El abuso sexual infantil.
  • La violencia de género, la violencia intrafamiliar, el maltrato psicológico.
  • Las dificultades de autoestima en adolescentes y jóvenes.
  • El Bullying, ciberbullying, sexting o manejo de las redes sociales.
  • El acompañamiento parental a adolescentes y jóvenes desde la inteligencia emocional y la parentalidad positiva.
  • Las principales psicopatologías en población infantil-juvenil.

Las charlas son dinámicas, amenas y participativas. El fin es dar herramientas y habilidades a los alumnos, o a sus padres y madres, para crear un ambiente nutritivo para que el adolescente – joven libere su potencial al máximo desde el acompañamiento respetuoso. Tienen una duración de 1 hora y están basadas en mi método psicológico-educativo a partir de la metodología del Coaching especializado. Algunas de las herramientas son: dar reconocimiento, estar presente, gestionar las emociones, hacer preguntas abiertas para que el joven no se ponga a la defensiva, y tomar consciencia de las toxicidades de la relación y la comunicación, entre otras.

En la era actual de internet y redes sociales, educar con premios y castigos ya no funciona. Imponer la autoridad no promueve la confianza. La solución no es la sobreprotección, ya que los jóvenes no consiguen hacerse cargo de sus responsabilidades, ni madurar. ¡Pero no les dejes solos cuando más te necesitan! El acompañamiento respetuoso a nuestros hijos es fundamental para alcanzar sus metas y propósitos.

¡Infórmate ya!

Gestión de las emociones en los adolescentes

Son muchos los adolescentes y jóvenes que acuden a sesiones de psicoterapia por problemas en la gestión de sus emociones. En muchas ocasiones los papás nos explican a nuestra consulta de Psicología Experta que ven a su hija triste, que tiene problemas de ansiedad, o incluso que sufre «ataques». Si hablamos con la adolescente-joven directamente, es frecuente que nos cuenten un poco a medias y a la vez que lloran -intentando sobretodo las primeras veces esconder su llanto o pidiendo perdón por sentirse así-, lo que les ocurre. O que simplemente den detalles pequeños de lo que ellas nombran «ataques». Normalmente cuesta muchísimo llegar al fondo de la cuestión o cuál es exactamente la causa (situación, pensamiento, acontecimiento) que las ha llevado hasta esa explosión emocional (normalmente hay multi-causas), emoción que sale al exterior en forma de llanto, tristeza, encierro en una misma, insultos, ahogos, ira, golpes, gritos, momentos de euforia y tristeza entre intervalos cortos de tiempo, etc.

En Psicología Experta, desde nuestro enfoque de la Terapia Breve, solemos iniciar un trabajo psicoterapéutico inicial de exploración y abordaje de la forma cómo la adolescente-joven gestiona sus emociones, descartando de entrada – a menos que se nos haga muy evidente- el análisis diagnóstico de trastornos mentales más profundos. Debo deciros que en el 75% o más de los casos el enfoque de que la persona está pasando un mal momento en la gestión de sus emociones y la confianza en encontrar los recursos personales para el abordaje y la mejora, es acertado y el problema de la joven, con una media de entre 8-10 sesiones, desaparece.

Cabe decir que las emociones negativas y/o las dificultades en la gestión de las emociones, no sólo pueden afectar al bienestar psicológico, sino que pueden favorecer la aparición de problemas de salud, como la alteración del sueño, la alimentación o ingesta, la digestión, la eliminación o evacuación, o las funciones cognitivas (dificultades de atención y concentración), entre otras.

Ahora bien, si a partir de la quinta sesión aproximadamente, no vemos un pequeño cambio en la joven, entonces solemos recomendar el explorar si, detrás de las explosiones emocionales o labilidad emocional, se esconde algún problema más físico (hormonal, de tiroides…) o problemas o trastornos más profundos (bullying, ansiedad, depresión, trastorno límite de la personalidad, bipolaridad, trastornos de alimentación como la anorexia o la bulimia, dificultades en las relaciones interpersonales, con amistades o parejas, dificultades con la sexualidad, estrés, adiciones, desmotivación con los estudios o la vida, duelos mal elaborados, entre otros).

¿Cómo abordamos en Psicología Experta, la gestión de las emociones en psicoterapia, con adolescentes-jóvenes?

  1. El primer paso es validar lo que les ocurre: ¡no es nada que no le ocurra a otras personas y te entiendo y te comprendo! Validar la emoción y acompañar la descarga emocional si esta se presenta en la sesión, es una condición imprescindible para que la persona se sienta que ese es el lugar donde la van a ayudar.
  2. Es importante ayudar a la joven a familiarizarse con sus emociones. Las pacientes tienden a decirnos que sufren ansiedad, depresión o ataques, y las acompañamos entonces a que cambien esa etiqueta diagnóstica inicial que se atribuyen por «estás pasando una etapa en que tus emociones te desbordan». Además, para comprender mejor las emociones, las animamos a que puedan prestar atención a ellas a lo largo del día. Por ejemplo, en una hoja de papel, las pedimos que hagan un registro de cómo se sienten cuando ellas sufren esos ataques o episodios de tristeza. Junto con la emoción, también les pido que escriban cuándo ocurre, qué estaba pasando exactamente (para analizar el desencadenante o patrón habitual de desencadenantes), qué piensan en ese momento, y cómo actúan, incluso dónde notan la emoción en su cuerpo.
  3. El paso siguiente es abordar los problemas físicos o sintomatología que puede que se hayan derivado de esa gestión emocional difícil. Normalmente lo trabajo a partir de la tercera sesión y nos ha de llevar (entre la tercera-cuarta sesión) al desbloqueo sintomatológico, es decir a la detección y propuestas de afrontamiento de la sintomatología asociada (por ejemplo dolores de cabeza, dificultades estomacales, problemas con el sueño…). Esta sintomatología no siempre es fácil que desaparezca, pero a través del desbloqueo-identificación, y el trabajo paralelo de la familiarización con las emociones, ya damos un primer paso importante que va a irse consolidando en las siguientes sesiones.
  4. Por último, y a partir ya de la cuarta sesión aproximadamente, trabajamos con la paciente adolescente-joven las estrategias que la pueden llevar a una más óptima gestión de las emociones, Entre las estrategias principales se encuentran la detección de las soluciones intentadas disfuncionales que, lejos de solucionar la situación, agravan el problema, el trabajo con las psico-trampas de pensamiento y/o acción, y el entrenamiento en soluciones funcionales. Entre las psico-trampas de pensamiento más habituales en adolescentes-jóvenes con dificultades de gestión emocional, están: los pensamientos automáticos o las distorsiones cognitivas, el engaño de las expectativas, «lo siento, luego existe», sobrevalorar e infravalorar y la coherencia a toda costa. Y entre las psico-trampas de acción más habituales encontramos: insistir (más de lo mismo), renunciar y rendirse, la manía del control, la evitación el aplazamiento, la ayuda que daña y defenderse de forma preventiva.

Si necesitas ayuda, aquí estamos!