¿Te sientes mal en la relación con tu ex pareja?

Existe un viejo refrán que dice que el tiempo cura todas las heridas y eso es cierto hasta cierto punto: no es el tiempo sino el momento en que tu digas ¡basta!

La dependencia emocional que genera una relación tóxica se supera.Y las heridas que deja esa relación de dependencia en ti, también se superan. Hay dependencia emocional cuando la persona se siente incapaz de cortar la relación de pareja aunque ésta la está dañando. La dependencia emocional actúa bajo el mismo mecanismo que cualquier otra adicción. El adicto al alcohol nunca volverá a pisar un bar para no recaer en su adicción. Las dependientes emocionales también son adictas: a una persona tóxica, en este caso la pareja.

A diferencia de otras adicciones, la dependencia emocional se puede trascender: se deja de ser dependiente emocional cuando se aplica el Contacto Cero y poco a poco una se va recuperando a sí misma. La fortuna es que, a diferencia del alcohol o las drogas, la dependencia emocional se supera con posibilidad de tener después otras relaciones de pareja sanas (atención: con otras personas) y salir reforzada en autoestima si uno se pone manos a la obra.

Ahora bien, no todas las heridas quedan sanadas con el tiempo: pueden reabrirse con facilidad si no tienes activada una alerta roja. Y esto es más cierto que nunca en los casos en que tu ex-pareja tóxica debe seguir “formando parte de tu vida” porque tenéis hijos en común o otros puentes de conexión. Aún se rompe la relación, el verdugo sigue necesitando sus vitaminas, y esto es así aunque tenga una nueva relación o se olvide temporalmente de tí. Siempre vuelve a intentar dañar pues su ego necesita de eso, de atacar al otro para sobrevivir y en esa tesitura es fácil, si no estás en alerta roja, que tu ex tóxico intente, quiera e incluso pueda, volver a dañarte.

Con tan sólo una llamada preguntando por los hijos o un correo electrónico pidiéndote información médica sobre ellos, tu ex pareja tóxica puede destruir efectivamente en diez minutos, toda tu armonía y la confianza que tantas semanas o meses te ha costado a ti construir. Aunque hayan pasado años de vuestra separación, él se cree con el derecho de entrar en tu vida cuando quiere, intentar embaucarte con alguna información supuestamente inocente (“mira que he visto que la niña parece que necesita gafas” o “me da la impresión que al niño ya no le gusta el futbol”) y a través de su ingeniería perfecta, paranoica y perversa, cogerá cada una de tus palabras para manipularte, hacerte sentir mala madre y observar atentamente cómo vuelves a caer en desgracia. Al final, después de un ataque que puede durar unos días (no se cansa fácilmente  de enviar mensajes o mails pues necesita siempre tener la última palabra y cuestionar tu cordura), desaparece nuevamente sin más, pues ya tiene la vitamina que necesita y tú debes recoger de nuevo tus pedazos. Y hasta la próxima: porque siempre, siempre, siempre, hay próxima.

Las siguientes veces ya no serán posibles y las heridas entonces se curaran definitivamente, cuando digas ¡basta! y sigas este consejo: la próxima vez que te llame, te escriba o tenga un mensaje para tí, confía en tu instinto. Si tienes un mal presentimiento de que con una simple llamada o palabra de él vas a volver a salir herida, no intentes apartar lo mal que te huele el tema. Nunca subestimes el alcance de la traición de tu ex pareja tóxica: los malos presentimientos sobre las intenciones que tiene, siempre se confirman.

Este es el último paso para tu libertad: tener siempre activa, contra tu ex pareja tóxica, la alerta roja. Da igual que sea el padre de tus hijos, que haya rehecho su vida, que hayan pasado años y que se muestre como un “Papá 10”. Una vez le identificaste y le reconociste como persona tóxica y ya te has dado cuenta de que nunca vas a ganar nada interactuando con él. La única posibilidad de que tu viaje sea diferente y sanar las heridas de verdad, es huir de cualquier encuentro psicopático con esa persona que siempre será tóxica para ti.